una madre en sábado.
No se bien de que les quiero contar, pero son las 12:07 del medio día y en la piel se siente como si ya hubiera llegado la tarde. el sonido de trimmer de los sábados y también una sierra interrumpen por un momento la prisa de mis dedos en el teclado y me distraigo mientras escribo porque como les decía desde el principio, no se bien de que les quiero contar, o tal vez suena mejor de que quiero contarles....ay qué se yo.
La noche transcurrió bien, al menos tuve un sueño menos denso de lo usual, con la mente tan viva, tan despierta con los sueños que no dejo de controlar, que los vivo y mientras los sueño me digo a mi misma "es un sueño esto no es verdad" y empiezo a moverlo todo como quiero que pase, como en un tabla de ajedrez a la vez impredecible (con las sorpresas que le da a una un niño de 3).
Siempre he sido así, una parte de mi no sabe confiar; y cuando digo que siempre, es por lo mismo, por el control, porque lo de 'siempre' no es verdad.
Siempre es una palabra que se usa mucho en mi familia pero no me había dado cuenta que era así hasta que un día alguien me lo dijo, ese alguien es Javier, mi esposo.
"¿Siempre bajas a Patillas este fin de semana?" como me dice mami cuando me llama por la tarde algunos jueves, con esa voz de añoranza que tiene y de leona...¿qué cómo cabe eso en mi familia?, tampoco se.
Me gusta sentirlo todo, así, intenso, profundo, como se sienten los misterios. Tengo esa manía, y dicen que cuando una envejece las manías se acrecientan, o ¿será mas bien que se acrecienta uno? y por no tener más ganas de menguarse se aguza como una espada y un escudo que va pa dentro. Ay que se yo de lo que les venía a contar.
Son las 12:15 del medio día, estoy despierta desde las 6 am y mientras escribía el párrafo anterior, escuché, la voz de mi niñe de 3 años balbucear un poco "mamá" y está en la hora de su siesta, la que se obligó a tomar, sin una teta, sin mamá. Porque mamá estaba abrumada, ¿por qué mamá estaba abrumada a las 10 de la mañana?. Despertamos a las 6 am con "una avena mamá" que pedía mi Lucas cuando todavía no había luz, y encendió una linterna de campana para levantarme a prisa.
Son las 12:17 del medio día y mi hijo está en mi teta.
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A veces no sé bien que es lo que me asusta: creo que es mi animal.
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Siento como sale la leche de mis tetas, brota, como una ducha mientras escribo y ahora tengo a Lucas atravesado de manera horizontal en mis antebrazos, pegado a mi teta derecha, y mis manos casi como atadas a este teclado y mis dedos corriendo a escribir para salvarme de perderme de lo que les venía a contar.
...por lo menos hay escrito pal' martes y disculpen que no doy para más.
son las 12:35 va la mitad del día para mí, y sí, después de todo daba para más.
Acurruque a mi hijo, al que cargo y ya sus piernas traspasan mis caderas y llegan a mis muslos, y está vestido con el uniforme de Michael Jordan el de los bulls con el número 23. Y le beso, le beso, lo meso, lo meso, lo miro a detalle, le hago sonidos con la boca, le roso nariz con nariz, y sonríe y abre sus ojitos chinitos, entonces le pregunto;
"y que tal, ¿ya estás listo para retomar tu día?'' y me responde que " no". a secas.
son las 12:40 de la tarde y dejo de escribir por que este texto se tiene que acabar, pero aún no le tengo un final y tampoco se que era eso que les venía a contar.
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